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Lo nuevo y lo viejo en el siglo XV
Publicado por
Nelson Andraden
Por muy diversas razones, alguna de las cuales mencionaremos más adelante, el campo en que el pensamiento SO manifestaba más activo y original, así en las universidades como fuera de ellas, era el estudio de la antigüedad clásica. Los clásicas griegos y latinos constituyeron siempre un depósito inagotable de pensamiento e imaginación. Algunos de SfcS autores, como Virgilio, gozaban de estima especial porque se creía que habían participado en la preparación del cristianismo; otros, como Aristóteles, porque los filósofos cristianos habían levantado sobre sus fundamentos sus edificios intelectuales. Pero, al lado de estos aliados de la tradición cristiana, había otros totalmente extraños a la misma. Había materialistas, escéptioos, inmoralistas e irónicos. Ninguna censura podía ocultarlos a quienes poseían conocimientos suficientes para leerlos; y los copistas de los monasterios y de las ciudades universitarias trasmitían fielmente todo lo que había en ellos, aunque fuese ateo u obsceno. Desde hacía largo tiempo, el estudio de esta literatura heredada se había ido haciendo más profundo, más comprensivo y más exacto. Se habían redescubierto obras latinas olvidadas; sabios italianos y de otros países habían aprendido griego y comenzado a recoger manuscritos griegos. En 1450, el papa Nicolás V, protector de estos estudios, fundó la biblioteca dd Vaticano y por esa época hubo muchos investigadores activos, en Italia y más allá de los Arpes, que no solamente estudiaban los idiomas y los métodos literarios de griegos y romanos, sino también sus antiguas reliquias en general.
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