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Lo nuevo y lo viejo en el siglo XV

Toda esta estructura eclesiástica se erigía sobre una base común tan profunda y sólida como los fundamentos sociales de la vida económica y política, a saber, las necesidades religiosas de hombres y de mujeres. Aparte de excepciones, como la de los judíos, que estaban segregados, o de los paganos sin convertir del norte de Sue-cia, la cristiandad católica romana era no sólo la religión oficial, sino también la religión popular. Todas las personas, salvo las que vivían en las granjas más inaccesibles, podían llegar a una iglesia y las iglesias eran los templos del culto. El clero parroquial y las órdenes religiosas propagaron, conforme a sus luces, algo de la multifacética herencia devocional, ética y artística. Cada sociedad, asociación o institución tenían sus observan, cias religiosas, y ninguna transacción importante se efectuaba sin que la solemnizara un voto o una plegaria. Era la Iglesia la que establecía y administraba las leyes del matrimonio, base de la familia, y por tanto de la sociedad. De esta y de otras maneras, la civilización era cristiana.

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