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Lo nuevo y lo viejo en el siglo XV

La unidad de esta segunda clase, que no se debía a los fundamentos sociales, sino a la super-estructura de la civilización, se trasmitió principalmente por caminos bien determinados. Una ciudad estaba ligada a otra vecina por una costa o un río navegable, o por un camino. En gran parte de Europa, los caminos eran principalmente los restos de la gran red de carreteras militares y administrativas que dejaron los romanos. Estaban en ruinas, porque ya no existía un imperio centralizado que dependiera de ellas; pero todavía satisfacían las necesidades de la época y en su recorrido se hallaban suficientes posadas y otras conveniencias para los viajeros. A lo largo de estas rutas puede rastrearse a veces la influencia de un estilo artístico o de una concepción espiritual. La piedra de construcción se transportaba por agua y el mapa de los estilos locales es a menudo una red de líneas irregulares y estrechas que irradian, a lo largo de los ríos, desde los centros en que se extraía y trabajaba la piedra. Uno de los movimientos religiosos característicos del tiempo fue el de los hermanos y hermanas de la Vida Común, en Alemania y en Holanda. Se ha demostrado que todas sus casas estaban establecidas en ciudades que comerciaban con las ferias anuales de Deventer, a unos pocos kilómetros del claustro que hizo famoso el gran escritor místico Tomás de Kempis.

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