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El sistema de estados europeos

Era excepcional que un reino quedara comprendido de una pieza dentro de límites claramente señalados. Abundaban las provincias separadas, situadas en el exterior, así como las islas de territorio extranjero dentro de un mismo reino. Los subditos de un rey comúnmente no constituían una sola comunidad nacional. Los únicos reyes de Occidente en cuyos dominios se hablaba una sola lengua parecen haber sido los de Portugal, e inclusive en este caso hubo excepciones de poca monta. Al mismo tiempo, al igual que en el caso de todas las propiedades de tierras en todos los tiempos, existía tendencia a ajusfar sus límites a los de las unidades económicas, geográficas o sociales reales. Convenía más al hombre ambicioso redondear su heredad o sus dominios que adquirir alguna tierra distante que sería más difícil de manejar. También para la defensa, era preferible poseer una frontera definida. Era mejor para la administración, tanto desde el punto de vista de los subditos como los gobernantes, que un solo hombre tuviera el derecho de recaudar todas las contribuciones o impuestos, dentro de un gobierno compacto, que el que cierto número de rivales enviaran sus recaudadores, con escoltas armadas, para recoger lo que pudieran de zonas mal definidas y entremezcladas. Era mejor para la justicia y para el orden que los criminales no tuvieran siempre un refugio a mano en alguna otra jurisdicción. De modo que, por un centenar de razones de sentido común y conveniencia general, existió la tendencia a la consolidación de los reinos, al igual que de los demás dominios.

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